La Cosmourbanización
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© Cortesía Forzada |
Por José Villamil Quiroz
Investigador en Gobernanza Urbana
La naciente cuarta ola de globalización reconocerá
el fenómeno de la cosmourbanización, definido como el efecto de gravitación de
los procesos citadinos en el globo terráqueo. La elongación del fenómeno de
urbanización traerá importantes retos a la hora de proveer vivienda, empleo y
servicios públicos de proximidad; la creación de dispositivos para atender el
ensanche de barrios marginales, la atención de refugiados urbanos y la pobreza
en las ciudades; el aumento de los índices de criminalidad y, por consiguiente,
del sentimiento de inseguridad; el deterioro medioambiental, entre otras
disfuncionalidades que afectarán los contextos urbanos. La desatención de estas
improntas forjará un crack urbano en muchos rincones del planeta, lo cual
pondrá en evidencia la fragmentación de la gobernabilidad urbana, generando
dinámicas de ciudades fallidas.
El concepto de cosmourbanización tiene tres
dimensiones que le caracterizan: la gravitación poblacional, la ciudad
gravitada y las estructuras urbanas fallidas. La gravitación poblacional hace
referencia a un proceso gradual donde los pobladores del mundo han venido
escogiendo los asentamientos urbanos como su lugar de hábitat preferencial. Esta
caracterización es muy palpable en al menos 40 países, en donde el porcentaje
de su población urbana alcanza rangos importantes. Por ejemplo, en España,
Francia, Noruega, Estados Unidos, Canadá, Corea, Reino Unido, Brasil, Suecia,
Dinamarca, Venezuela, Chile y Países Bajos, la población urbana oscila entre el
80 y el 90% de su población total. En países como Argentina, Israel, Japón,
Puerto Rico, Uruguay, Bélgica; el fenómeno es incluso más diciente: más del 90%
de la población se encuentra concentrada en zonas urbanas. En Colombia los
habitantes urbanos alcanzan el 76% del total de la población.
La ciudad gravitada, la segunda dimensión de
la cosmourbanización, pone de manifiesto el incremento de grandes conurbaciones
a escala planetaria reconocidas como megalópolis. Entre 1990 y 2014 el mundo ha
experimentado el paso de 10 a 28 megaciudades que albergan más de 10 millones
de habitantes. Estos conglomerados urbanos acogen en su conjunto a 453 millones
de personas, lo cual representa el 12% de la población urbana mundial.
Dieciséis de ellas se encuentran en Asia, cuatro en América Latina, tres en
África y un número similar en Europa, y dos en América del Norte.
Los casos más resaltables son: Guangzhou-Shenzen,
Tokio, Delhi, Shanghái, Yakarta, Nueva York, Ciudad de México, Bombay y Sao
Paulo, con poblaciones que fluctúan entre 20 y 48 millones de habitantes. En
el 2030 se prevé que existirán 41 megaciudades con más de 10 millones de
habitantes.
La tercera dimensión es la ciudad fallida,
definida ésta como un conglomerado urbano en el cual el gobierno y los demás
actores estratégicos de la sociedad urbana pierden el control y su capacidad de
gestión para enfrentar las problemáticas y las oportunidades sociales que se le
declaran. Dichos conglomerados urbanos se caracterizan por altos niveles de
ingobernabilidad que recaen sobre alarmantes índices de inseguridad y
criminalidad que alimentan el colapso del dominio territorial y por ende la
crisis del monopolio legítimo de la fuerza y la violencia a escala urbana. Es
una realidad en aumento y aún inadvertida en el repositorio del conocimiento
científico.