La correspondencia del arte
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POR CORTESÍA FORZADA
Corre el año 2197 y las compañías de comunicaciones venden planes de telapatía ilimitada o sus versiones más asequibles para cada bolsillo. La interfaz central ha agotado su capacidad de suministro de red porque el espectro se ha colmado hasta la saciedad. Cada día, los más de diez mil millones de usuarios presentan quejas alegando interferencias con otras llamadas cerebelares, dolores parietales y occipitales, constantes hurtos de memoria privada, blanqueo de información y cláusulas de permanencia precursoras de la usura marciana.
Con la abolición del sistema postal tradicional en el año 2113, pocas
personas recuerdan su uso y sus formas arcaicas. La academia sueca fue clausurada
por escándalos de pedofilia sodomita en las deliberaciones por lo que el
antiguo Premio Nobel corre a la sombra de la sempiterna Alfaguara, nadie intuye
remordimiento alguno. Lo que sí causa la nostalgia de las mayorías es el
obsoleto pero entrañable whatsapp.
Los estudios literarios gozan de un auge inusitado y las disertaciones doctorales
ocupan el primetime de los tres canales más pequeños del planeta. La última
tesis cum laude de la Sorbona se titula “Los años de formación: el Emoji🌝en la correspondencia erótica de Jean-Claude Regard”,
cuya traducción íntegra al español aún no ha sido editada.
CortesíaForzada se propuso la tarea de proveer a los lectores con su acervo
epistolar para que asistan preparados a la publicación de un libro
revolucionario en la historiografía literaria. Si su cuidadosa lectura ha
llegado hasta este punto, usted ha de encontrarse con la voz privada, incluso
íntima, levemente secreta, de aquellas personas cuyas elucubraciones marcaron la
historia de las artes. Podrá también presenciar el rigor o la desprolijidad de
sus muertos tutelares, de sus insignes no leídos o de sus grandes desconocidos.
No piense que acudirá a las cartas de los artistas como en una historia detallada
del género, eso sería a todas luces inoportuno, tampoco habrá de husmearlos a
ellos como una suerte de voyeur atemporal, sus perversiones no las asumimos
nosotros, aunque siéntase libre. Lo que sí ha de considerar es que en
muchas ocasiones encontrará en la correspondencia ese tinglado de ilusiones,
desdenes, penurias y arrebatos que cubrieron a las más curiosas geografías
interiores, a las más duras almas y el sustento de obras memorables.
La primera invocación del sistema postal de CortesíaForzada corre por cuenta de Richard Wagner.
La primera invocación del sistema postal de CortesíaForzada corre por cuenta de Richard Wagner.